¿Mandato a ser feliz?

Hoy en día, muchas personas viven con una sensación constante de que nunca es suficiente: hay que ser felices, productivos, tener éxito, estar bien físicamente, ser buenos en todo... y encima, mostrarlo. Es como una voz interna que nos empuja todo el tiempo y que, si no cumplimos con eso, nos hace sentir culpa o frustración.

Esa voz no siempre viene de alguien en particular. A veces es algo que escuchamos desde chicos, otras veces viene de lo que vemos en redes sociales, en la cultura, en cómo se habla sobre “el bienestar” o “la vida ideal”. Pero esa exigencia se mete en lo cotidiano de muchas maneras:

Cuando te sentís mal por descansar “demasiado”.

Cuando pensás que no estás haciendo lo suficiente con tu vida.

Cuando te comparás todo el tiempo con los demás.

Cuando sentís que tenés que estar bien siempre, aunque por dentro no sea así.


Antes, esa voz era más parecida a una prohibición: “esto no se puede”. Hoy, en cambio, muchas veces es una orden que dice: “tenés que estar bien, disfrutar, lograr cosas, ser feliz, mostrarlo”. Y si no lo hacés, parece que fallaste. Eso agota.

Por eso es importante poder reconocer estas exigencias, no para ignorarlas, sino para poder cuestionarlas. No siempre hay que hacer todo perfecto, ni ser todo el tiempo felices. A veces, simplemente vivir a tu ritmo y ser fiel a lo que sentís ya es un acto de libertad.
Lic  Constanza Depetris 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Disautonomia: un cuerpo que no se puede nombrar

Soledad: ese espacio donde algo insiste - Lic. Constanza Depetris

La herida invisible del lazo roto