Donde queda el AMOR?

Donde parece que todo se rompe, donde los lazos duelen más que lo que sostienen,
donde el amor se confunde con consumo, donde la soledad es ruido y no silencio fértil…
¿Dónde queda el amor?

Queda en los gestos pequeños que aún resisten.
En una escucha sin prisa.
En un mensaje sincero.
En el cuerpo que no huye.
En la palabra que no exige nada a cambio.
En el abrazo que no se posterga.

El amor queda en el margen, como siempre.
Porque nunca fue del todo parte del sistema.
No se puede producir en serie, no se puede medir, ni garantizar.
Y por eso, estorba al mundo de la eficiencia.

El amor verdadero no es inmediato ni rentable.
No es un mandato, ni una performance.
No es filtro, ni algoritmo.
Es apuesta.
Es demora.
Es presencia.

En épocas de rupturas, el amor se vuelve más sutil y más valiente.
Se esconde donde nadie mira:
en quien acompaña sin invadir,
en quien no huye del dolor del otro,
en quien se deja afectar.

No es que el amor haya desaparecido.
Es que ahora hay que aprender a buscarlo en otras coordenadas.
Donde no hay luces ni premios.
Donde hay verdad.

Quizás el amor, en estos tiempos,
es esa obstinación íntima de seguir creyendo en el otro
cuando todo lo invita a replegarse.
Es ese gesto tierno que se lanza
como un puente frágil
entre dos soledades que no se rinden.
Lic. Constanza Depetris 

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