¿Y si el problema no sos vos, sino lo que el mundo te está pidiendo ser?
Vos también lo sentís. No hace falta que lo expliques.
Ese cansancio que no se va durmiendo.
Esa sensación de estar corriendo todo el tiempo, pero sin saber bien hacia dónde.
Ese ruido de fondo que no para, incluso cuando todo parece en silencio.
No es solo que estés agotado o que te falte fuerza de voluntad.
Es que los sentidos —eso que antes tejía una trama, un para qué, un sostén— se están cayendo.
Y cuando el mundo gira tan rápido, no hay tiempo ni para preguntarse si querés estar girando ahí.
Ya no hay pausa. No hay lugar. Todo tiene que tener un motivo útil, mostrable, vendible.
Hasta tu angustia tenés que justificarla.
Hasta tu tristeza tiene que ser “productiva”.
Hasta tu alegría tiene que verse bien en una foto.
Pero vos… ¿cuándo fue la última vez que te sentiste verdaderamente en vos?
¿Cuándo te diste permiso para no saber?
¿Para no llegar, para no rendir, para no hacer como si todo estuviera bien?
¿Y si en vez de pensar que estás fallando, empezás a preguntarte qué está fallando alrededor tuyo?
¿Y si no sos vos el que perdió el rumbo, sino que el mapa ya no marca ningún norte verdadero?
Quizás no haya respuestas claras todavía.
Pero si algo te duele, si algo se resquebraja adentro, si algo se pregunta aunque sea en susurro...
Eso también es un signo.
¿Lo vas a escuchar?
Lic. Constanza Depetris
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