Miradas

¿Alguna vez sentiste que te estaban mirando distinto?
No con ojos, sino con juicio.
Como si cada cosa que hacés tuviera que justificarse.
Como si no alcanzara con vivir lo que te tocó.

A veces no hace falta que digan nada.
Se siente igual.
Una mirada.
Un gesto.
Un silencio.
Y ahí estás vos, explicándote, pidiendo perdón sin saber bien por qué.

Te empezás a esconder.
Primero un poco.
Después más.
Después casi todo.

Y un día te das cuenta de que te estás desdibujando.
Que ya no sabés qué mostrar.
Ni cómo sostenerte sin el permiso del otro.

El juicio ajeno no duele por lo que dicen.
Duele porque te hace dudar de vos.
De tu versión.
De tu verdad.
De tu historia.

Y no lo merecés.
Porque nadie tiene derecho a narrarte desde afuera.

Tu vida no necesita defensa.
Necesita lugar.
Espacio.
Y respeto.

Si sentís que te estás ocultando, talves sea una estrategia que aprendiste para sobrevivir.
Pero hoy quizás ya no te sirva.
Porque estás volviendo a ser.
A tu modo.
A tu tiempo.
Sin pedir permiso.
Lic. Constanza Depetris 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Disautonomia: un cuerpo que no se puede nombrar

Soledad: ese espacio donde algo insiste - Lic. Constanza Depetris

La herida invisible del lazo roto