¿Qué eran las referencias simbólicas?
Durante mucho tiempo, las personas se guiaron por referencias simbólicas. Eran algo así como coordenadas compartidas que organizaban la vida, los vínculos, el tiempo, los valores, el bien y el mal. No estaban escritas en piedra, pero todos sabían que estaban ahí.
Una referencia simbólica podía ser el padre, no solo en su rol biológico, sino como figura de autoridad. También lo eran la escuela, el trabajo, la patria, la religión, la ley, el lenguaje, el maestro, el médico. No importaba si uno creía o no del todo en ellas: existían y daban un marco. Eran puntos de anclaje para ubicarse en el mundo, decidir, desear, posponer, renunciar, construir.
El símbolo no es cualquier cosa. No se trata de un cartel o una orden. Es algo que representa otra cosa más allá de sí misma, y que tiene valor porque es compartido, porque hace lazo. Las referencias simbólicas no eran verdades absolutas, pero funcionaban como estructuras organizadoras. Le daban al sujeto la posibilidad de saber quién es, qué lugar ocupa, a qué responde.
Cuando esas referencias se sostenían, había cosas que no se discutían todo el tiempo. Por ejemplo: que hay tiempos para crecer, que los límites son necesarios, que ciertas reglas no se rompen porque permiten la convivencia. Hoy, muchas de esas referencias están desdibujadas, erosionadas o puestas en duda permanentemente. Y eso tiene consecuencias.
Lic. Constanza Depetris
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