¿Qué pasa cuando se desdibujan las referencias simbólicas?
Cuando las referencias simbólicas se caen o se debilitan, no desaparecen sin más: dejan un vacío. Y ese vacío suele llenarse de formas distintas, a veces caóticas, otras veces violentas, muchas veces ansiosas. Porque el ser humano necesita puntos de orientación. No puede vivir flotando en la nada.
Lo que antes organizaba el deseo, el esfuerzo, la espera o la autoridad, hoy muchas veces es reemplazado por lo inmediato, lo efímero, lo que “siento ahora”. Pero sin un marco simbólico, se vuelve difícil poner límites, sostener un proyecto, tolerar la frustración o incluso saber qué se quiere. Las referencias simbólicas funcionaban como faros. Sin faros, la subjetividad navega a oscuras.
La caída de estas referencias no afecta solo a los adultos. También impacta en la infancia y en la adolescencia. Si no hay diferencias claras entre generaciones, si el adulto ya no se posiciona como tal, si todo se relativiza, entonces los chicos crecen sin brújula. Y sin brújula, hay más angustia, más impulsividad, más necesidad de llenar el vacío con estímulos que no alcanzan.
En lugar de autoridad, hay influencers. En lugar de maestros, algoritmos. En lugar de ley, opinión. En lugar de palabra, imagen. Y en ese cambio, lo simbólico se desvanece, y con ello también la posibilidad de construir sentido más allá del instante.
Lic. Constanza Depetris
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