Día de la Hispanidad
El Día de la Hispanidad es también un día de memoria.
Un día para recordar a los pueblos originarios que fueron silenciados, arrasados, asesinados. A quienes les arrebataron no solo la vida, sino también su ciencia, sus ciclos sagrados, su modo de leer la tierra y el cielo.
Ellos sabían escuchar a la naturaleza, leer en las estrellas el destino de las cosechas, interpretar el pulso de los ríos y de las montañas. Su sabiduría era profunda, tejida con paciencia y con respeto. Y fue esa sabiduría la que se intentó borrar a fuego y espada.
Pero aunque quisieron exterminarlos, no pudieron apagar la memoria. Porque en cada lengua originaria que resiste, en cada rito que se celebra, en cada mujer y hombre que guarda los saberes de sus ancestros, late todavía el corazón de esa América profunda.
Hoy, más que una celebración, el recuerdo es un grito de justicia. Es el reclamo de los que no tuvieron voz, es la presencia de los que dejaron huella con su sangre, es la fuerza de una herencia que, a pesar de todo, sigue viva.
El Día de la Hispanidad debe ser también un día de verdad: honrar lo que se perdió y abrazar lo que queda, con la responsabilidad de cuidar lo que los pueblos originarios siempre supieron —que la tierra, el cielo y la vida no nos pertenecen, sino que somos nosotros quienes les pertenecemos a ellos.
Lic. Constanza Depetris
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