Tecnología, infancia y el lazo perdido: una mirada amorosa sobre los límites
Estamos atravesando una época que nos desafía como nunca antes. Como adultos, como padres, como seres humanos. Porque todo avanza tan rápido, que muchas veces no nos queda tiempo ni para preguntarnos hacia dónde vamos. Y cuando se trata de la infancia, ese olvido de la pregunta puede ser peligroso. La tecnología —y hoy especialmente la inteligencia artificial— ha llegado para quedarse. No se trata de rechazarla ni de idealizar un pasado sin pantallas. Pero tampoco de entregarle a nuestros hijos, sin mediar palabra, una herramienta que puede volverse una trampa. Y es que cuando hablamos de infancia, no hablamos solo de entretenimiento o de consumo: hablamos de cómo se constituye un sujeto. De cómo se arma una subjetividad. Y eso no se fabrica, no se programa, no se descarga. Se construye en el encuentro con el otro. La niñez es el tiempo de lo abierto, de lo inacabado, del juego, de la espera, de la pregunta. Pero las máquinas no preguntan. Responden. Rápido. Sin pausa, sin ...